
Corazon inmaculado de maria
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"La misma gran multitud – estaban cubiertos de oscuridad. Sin embargo, pude verlos. Nuestro Señor en la Cruz. Nuestra Señora en un poco distancia de la Cruz y yo como un niño pequeño delante de ella. Su mano izquierda estaba sobre mi hombro izquierdo, y su mano derecha sostenía mi brazo derecho. Ambos estábamos mirando la Cruz. Nuestro Señor dijo: "he pedido que. Le han pedido y ella, mi madre ha pedido. Se quieren hacer esto por mí. – cuidar de ellos, a mí." [1]
Al ver esta imagen que Santa Teresa de Calcuta (Madre) acabó de describir, me hace pensar en dos imágenes que da a conocer la identidad de Santa teresa de Calcuta y su misión. Por un lado, veo a Madre como una extensión de Virgen Maria en su misión para saciar a Jesús, y por otro lado veo una imagen más simbólica, Madre al ser encerrada por los brazos de la Virgen Maria nos da la imagen simbólica de que Madre está en el corazón de Virgen Maria. Por eso ella pone la imagen del Inmaculado Corazón en la parte de atrás de la capilla, para revivir cada día que entrara a la capilla la gracia fundacional.
Los Misioneros de la Caridad oramos todos los días "mantéenos en tu más puro corazón" Esta oración asume que ya estamos allí. ¿Has hecho ese viaje?
En todo su trabajo de madre Teresa se esforzará por permanecer "en el corazón más puro de nuestra señora," incluso como vemos envuelto por los brazos de la Virgen en el tercer cuadro. P. Joseph Langford MC
Pido a nuestra señora que nos mantenga en su corazón más puro que podemos amamos a Jesús con un amor indiviso, un inmaculado amor como el suyo. (ML = 31 de julio de 1996. "Para nosotros como la madre, corazón de la Virgen ofrece una "atmósfera" de luz divina y del amor, libre de la oscuridad y las insinuaciones del maligno, donde la gracia del encuentro, escuchar, entender y responder a la sed de Jesús se vive más libre y completamente ".
P. Joseph Langford MC
Cuando reconocemos que somos tan débiles, heridos, incapaces, impotentes, cuando aceptamos que somos un pequeño bebé and si queremos llegar a algo que está más alto que nosotros, que no es alcanzable a nuestra pequeñez, con humildad buscaremos ayuda.
No comprenderemos nuestra relación con la virgen Maria en nuestro carisma hasta que se convierto en un niño pequeño. La virgen Maria no era para Madre una devoción más, era el ascensor para llegar al corazón de Dios. No hay ninguna manera de llegar a la montaña de Dios (al lugar del encuentro con Dios) por nuestro mejor esfuerzo. Pero hasta que reconozcamos nuestra impotencia, ella nos dejara continuar, intentar por nosotros mismos. Cuando vemos lo lejos que somos de la santidad y la perfección y la pureza de Dios es cuando decimos que necesitamos de María.
'Un corazón limpio puede ver a Dios, así que pidamos; "María, madre nuestra, danos tu corazón que es tan hermoso, puro, tan inmaculado, lleno de amor y humildad, para que podamos recibir Jesús, pan de vida, amarlo y servirle como tu en el angustiante disfraz de los pobres. Madre
Santa Teresita viéndose tan pequeña subir la escalera de la perfección y alcanzar la santidad buscó por un ascensor, para ella fue los brazos de Jesús, pero como nosotros somos aún más pequeños necesitamos aun ascensor para subir a sus brazos, y ese ascensor son los brazos de María.
Madre Teresa decía que le pidiéramos el corazón a María, “tan puro y tan humilde” “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. (Mateo 5:8) Solo los de corazón puro podrán ver a Dios. Quien de nosotros puede decir que tiene el corazón puro, nadie, solo María, esperamos que su pureza supla por mi impureza, falta de amor. Además, su corazón es el corazón que totalmente se abrió y reconoció que era humus, polvo, “porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava,” (Lucas 1:48) puso sus ojos en el humus, en la nada, de su sierva.
Solo María podrá enseñarnos esas dos virtudes tan necesarias para ver a Dios. Porque su corazón es puro esta vacío de todo lo que no es Dios y porque es humilde, está vacío de si misma.
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Madre Teresa decía que le pidiéramos el corazón a María, “tan puro y tan humilde”.

[1] Santa Teresa de Calcuta